«Las Abejas También Se Enamoran».

En un lugar muy lejano existió una población de abejas integrada por varias familias. Lo que las hizo únicas fué que allí no habían jerarquías, formaban una unidad sin diferencias entre sí, eran iguales todas. Diariamente trabajaban con intensidad a la orilla de un río para recaudar la mayor cantidad de néctar de las flores que allí nacían. Así fué como Vicky, una de las abejas obreras más jóven, conoció a Efrén, un fuerte abejorro del cual se enamoró perdidamente. Él era muy codiciado por las abejitas de toda la comunidad, no sólo por su aspecto físico sino también por su inteligencia y velocidad en el proceso de recolección.

Pero Vicky tenía competencia. Lorys, una de las abejas reinas, estaba muy enamorada de Efrén. Todas las tardes iban juntos a tomar el té, por ello se pensaba en la comunidad que estaban saliendo. La realidad no era esa, sino que Efrén siempre la vió como una buena amiga por la cual sentía una inmensa gratitud, pues le había salvado la vida. Lorys logró rescatarlo de una planta carnívora donde se hallaba atrapado. Pero ella tenía graves problemas para asimilar la realidad, seguía pensando que en algún momento podrían estar juntos como pareja. Le costaba horrores el desarraigo.

Vicky se encontraba en otro mundo, bohemia como era, lo había idealizado tanto a Efrén que no encontraba defectos en él. Cierto día, mientras todos trabajaban, decide acercarse.

—¡Hola, soy Vicky!—dice tímidamente— ¡Qué maravilloso día tenemos para recolectar!, ¿verdad?.—

Cuando Efrén da la vuelta para ver quién le habla, queda gratamente deslumbrado ante la  belleza de Vicky. Jamás la había visto en la comunidad, hasta ese día. Trata de recomponerse y afirma:

—Hola, un gusto, me llamo Efrén, ¡sí es un hermoso día!.— Ambos se funden en una mirada que valía más que cualquier palabra.

Desde ese día ya nada fue igual: Efrén se sintió muy atraído por Vicky, y no podía ocultar tanta emoción. A lo lejos Lorys contemplaba sigilosamente la escena, no estaba muy contenta con la situación, así que decide hablar con Vicky.

—¡Vicky, vení para acá!—exclama enojada cuando ve marcharse a Efrén.

—Sí, ¿qué necesitas querida?—dice Vicky en tono amable.

—¡Quiero que te alejés de Efrén!. Me une algo más que una amistad con él por si no lo notaste y no quisiera que la escena que acabo de ver se vuelva a repetir, pues de lo contrario te arrepentirás—dijo victoriosa Lorys y se alejó.

Vicky quedó muy triste después de esta charla. Ignoraba la supuesta relación que Lorys tenía con Efrén.

Pasaron las horas y Vicky continuaba desconsolada. Al otro día no fué a trabajar con el resto de las abejas obreras. Se lo pasó encerrada en su casa, no tenía mucha motivación.

Efrén por su parte, estaba preocupado por ella, pues deseaba verla y no aparecía. Por eso decide volar hasta su casa. Cuando llega, toca la puerta y Vicky lo recibe:

—¡Querida, que bueno verte!. ¿Cómo estás?. Me preocupé mucho por vos. — Dice Efrén.

Vicky, que no podía contener la respiración debido a la sorpresa, sólo expresa:

—Hola Efrén, pasa. — Y cierra la puerta.

Él se sintió muy a gusto. Hablaron mucho y cada vez que la miraba se enamoraba más y más. Después de un momento se creyó con la confianza suficiente para expresarle sus sentimientos.

—Vicky, desde que te conocí pienso mucho en vos. Hoy que no te ví, te extrañé demasiado. Es por eso que estoy acá, para decirte que me gustas mucho y que deseo ser más que tu amigo— exclama retóricamente Efrén.

Con lágrimas en los ojos Vicky le cuenta la verdad.

—La otra mañana tuve una charla con Lorys, y me contó que están saliendo. Por eso decidí no interponerme entre ambos, pues también me gustas. Aunque te confieso que no me esperaba que sintieras lo mismo por mí—manifiesta Vicky entre sollozos.

—¡No Vicky!. Lorys es sólo mi amiga, nada más. Habrá sentido celos, por eso te dijo esas cosas.—  Dice Efrén con resignación.

Mientras tanto, Lorys se dispone a recoger el néctar de las flores más grandes hasta que se percata de la ausencia de Efrén y de Vicky. Exaltadísima, comienza a averiguar con las otras abejas obreras, sus paraderos.

—¡A ver, presten atención!.—Grita Lorys—¿Alguien puede decirme dónde están Efrén o Vicky?. Todas se miran preocupadas. Hasta que una de ellas, exclama:

—Yo vi a Efrén volando hace unas horas hacia la casa de Vicky.—

Lorys comienza a desfigurarse de la rabia así que vuela hasta a la morada de Vicky dispuesta a todo.

Al llegar, se anuncia y alguien abre la puerta. ¡Era Efrén! Sorprendida, exclama:

—¿Qué hacés acá Efrén?. No podés estar a solas con ella. ¡No podés! —concluye llorando con mucha bronca.

—¡Mira Lorys, yo voy a estar agradecido con vos toda la vida! —dice en tono cariñoso Efrén—te considero mi mejor amiga, pero ya no puedo seguir ocultando lo que siento por Vicky, me enamoré de ella a primera vista y deseo que aceptes la realidad sin remordimientos.— Finaliza Efrén.

Lorys se retira llorando, con su corazón roto. Fué hasta su casa, habló con su familia y decidió que para tratar de recuperarse, era mejor tomarse unos dias de descanso fuera de la comunidad, en la casa de sus tías. 

Vicky que observó todo lo ocurrido, no podía creerlo. Efrén enamorado de ella y la posibilidad de estar juntos sin temer por los celos de Lorys. Era un panorama muy agradable.

Todo era felicidad dentro de la comunidad. Efrén y Vicky iniciaron su romance, estaban muy enamorados. Iban a todos lados juntos. Eran inseparables.

Al cabo de unos meses, Efrén y Vicky decidieron casarse para celebrar su amor. Todas las abejas se vistieron de gala. Reinaba la alegría y la paz.

A la fiesta acudieron todos los integrantes de la comunidad. Papá Abejorro fué el encargado de casar a la feliz pareja. Pero cuando la ceremonia inició, alguien irrumpe sorpresivamente. ¡Era Lorys! Todos quedaron muy impactados por su presencia.

—¿Sorprendidos de verme?. ¿Nadie me va a dar la bienvenida? —exclama con una sonrisa irónica.— Tranquilos, que no vengo a arruinar nada. Solo quiero desearle a la pareja una venturosa vida de casados y que puedan encontrar la verdadera felicidad. Entendí que en la vida todos nos merecemos un nuevo comienzo y me pone muy contenta que puedan celebrar su amor. —Concluyó Lorys.

—¡Bienvenida Lorys, te extrañamos mucho acá!—dice con orgullo Papá Abejorro, quien continúa con la celebración posteriormente.  

Aquella tarde fue única para Vicky y Efrén, repletos de amor y rodeados del afecto de su familia. Nunca se sintieron tan plenos de alegría como ese día en su amada comunidad. Ambos se dieron cuenta que eran el uno para el otro y a partir de allí emprendieron juntos una nueva vida.

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